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NUESTRO FEMINISMO ES NEGRO Y DECOLONIAL

por Shariana Ferrer-Núñez


Es cierto, hay feministas y hay feministas. La historia nombra a aquellas que fueron mujeres ejemplares para la sociedad. Las primeras en votar o ponerse pantalones, las primeras en la política partidista, las primeras jefas y empresarias. La historia les llama mujeres ilustres, porque buscaban igualdad. Es decir, aquellas cuyo reclamo estaba anclado en igualarse con los hombres blancos que ocupaban el espacio de lo público.


Pero lo cierto es que esa historia no es nuestra historia. Nosotras seguimos el legado de las innombrables, las indeseables, las sin títulos, sin tierra, las precarias y desplazadas, las inhumanas, las nadie… Ellas, las que la historia de los hombres o mujeres no reconoce, invisibiliza y borra, ellas son nuestro referente, brújula y sur. Ellas, son las mujeres negras que la historia intentó silenciar, pero ellas siempre supieron escaparse e irse ¡A LA FUGA!


Así es que decidimos continuar la larga tradición radical negra. Hacemos la lucha por la liberación colectiva una propia, donde la identidad deja de ser sello sobre piel y se convierte en lo incapturable, escurridizo e imposible.


Nuestro feminismo es negro y decolonial. Se teje con las historias de las que no se supone que sobrevivieran el látigo y el yugo de la esclavitud. Las que guardaron la libertad como un secreto para solo ser descifrado por quienes se arriesgan a dar la vida para construir otra. Para ellas, las que dejaron de ser de sí para ser de y por otras.


Para aquellas de nosotras en el cruce, para aquellas de nosotras vulnerables a una muerte prematura, para aquellas de nosotras que seguimos a pesar de, para aquellas de nosotras que no hemos muerto, para aquellas de nosotras que somos valientes, para aquellas de nosotras, para todas nosotras, despertamos y soñamos con el infinito. Les seguimos el paso a aquellas mujeres NEGRAS de nuestro territorio, de nuestro Caribe, aquellas animales colectivos sobre un globo terráqueo luchando en contra de un sistema de muerte que nos negó, pero que no dejaremos pasar. Les seguimos en el camino sin destino pero con la certeza de que vendrán tiempos mejores porque ellas así nos lo susurraron y nosotras ya los estamos construyendo.


Es cierto, también, somos aquellas a quienes hemos estado esperando.


“si las mujeres negras fueran libres, eso significaría que todas las personas tendrían que ser libres ya que nuestra libertad requiere de la destrucción de todos los sistemas de opresión” – Combahee River Collective


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