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¡LA LUCHA ES UNA SOLA!

Boletín: Primero de Mayo 2025


Hoy, 1ro de mayo, Día Internacional de la Clase Trabajadora, corresponde preguntarse ¿cuáles son las condiciones materiales en las que sobrevivimos en Puerto Rico? ¿Cómo las políticas del estado racial, capitalista, colonial y patriarcal profundizan las divisiones de clase permitiendo la acumulación de riqueza en manos de unos pocos y relegando a la marginalidad a quien suda este archipiélago? Son muchas las maneras en las que lxs trabajadorxs de este país somos oprimidxs. Desde la predominancia de un salario mínimo que no alcanza para cubrir las necesidades esenciales, hasta el continuo desmantelamiento de nuestras instituciones públicas, el estado no solo no aporta al mejoramiento de nuestra calidad de vida, sino que destruye, acapara y mercantiliza lo poco que nos queda. La clase trabajadora de este país, precaria, negra, migrante, feminizada, sometida aún al patriarcado del salario y sujeta por las dobles y triples jornadas de quienes asumen el trabajo no remunerado de los cuidados, no puede más. Sabemos que los sistemas de opresión tienen múltiples cabezas, vemos esa imbricación y, con ella, vemos los cimientos ideológicos detrás de las violencias que vivimos y resistimos todos los días.


La opresión se rearticula


La crisis del sistema de producción capitalista, la desafección política ante las contradicciones del estado liberal y la falta de alternativas de izquierda que convoquen y radicalicen a los sectores populares, han resultado en la normalización del autoritarismo político y en la llegada al poder de fascistas como Donald J. Trump en EEUU. Su presidencia se ha centrado en perseguir abiertamente a migrantes, estudiantes, defensorxs de los derechos humanos, personas de la comunidad LGBTTIQ+, en particular personas trans, y a toda persona que disienta con sus políticas racistas, clasistas y transfóbicas. Así, esta derecha fundamentalista y conservadora, aquí y allá, se ha asegurado de iniciar su administración limitando los derechos LGBTTIQ+. Las implicaciones de las políticas presentadas y aprobadas en nuestra legislatura (como la infame ley de “libertad religiosa”), así como las órdenes ejecutivas de Donald J. Trump, son el retroceso de las pocas protecciones que se lograron para las personas LGBTTIQ+ durante los pasados años; pero, sobre todo, ponen en evidencia una de las bases ideológicas de su proyecto político: la deshumanización de las vidas trans, no binarias y sexo-disidentes.

 

Sabemos que esta violencia antecede el giro fascista. Ha sido el liberalismo capitalista e individualista con sus prácticas de inclusión/exclusión de sujetxs el que ha sentado las bases normativas de la opresión que enfrentamos hoy. Pero también sabemos que las formas que toma el estado fascista exacerban la violencia que aterriza sobre los cuerpos negros, migrantes, trabajadores y feminizados.


El fascismo apuesta no solo al disciplinamiento de los cuerpos. Este, en su carácter capitalista, requiere del acaparamiento, instrumentalización y disciplinamiento del territorio. Bien sea para extraer recursos y sostener así la continua acumulación capitalista, o bien sea para crear espacios segregados en los que generar fantasías de armonía racial para sus beneficiarios, estos apuestan al desplazamiento, muerte o sumisión de quienes habitan la tierra de la que se han encaprichado. Este es el caso del proyecto Esencia en Cabo Rojo, en donde pretenden que creamos que el acaparamiento de casi 2,000 cuerdas de terreno por parte de inversionistas extranjeros será la salvación de la clase pobre y trabajadora del suroeste. Con el obsoleto y desmentido discurso desarrollista, insisten en que se crearán miles de empleos sostenibles, de calidad y duraderos; minimizan el impacto que tendrá sobre la infraestructura eléctrica y de agua potable en la región; y relativizan el impacto fiscal que tendrán las exenciones contributivas ya otorgadas a los inversionistas y desarrollistas, y que rondan los 500 millones de dólares. Como si el pueblo fuera ingenuo, nos prometen acceso a las playas y conservación de la naturaleza, equiparando campos de golf a áreas verdes. Sin embargo, sabemos que Esencia representa desplazamiento, despojo, privatización, así como se sustenta en la práctica colonial del acaparamiento de tierra y mercantilización de la naturaleza. 

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Esencia es un gran ejemplo de cómo funcionan las lógicas del capitalismo y colonialismo: facilitado por nuestra condición y nuestros gobernantes coloniales; impulsado por una de las industrias más perversas de nuestro país, las bienes raíces, al servicio de billonarios a quienes lo único que les interesa es la acumulación de riqueza a partir de la explotación del territorio, la naturaleza y lxs sujetxs coloniales. 

 

Y así, porque al estado racial, capitalista y patriarcal les sobramos, les molestamos, les incomodamos, apuestan por la continua precarización de la juventud y del estudiantado. Los esfuerzos de la Junta de Control Fiscal y los gobiernos locales para desmantelar la Universidad de Puerto Rico y precarizar la vida con sus políticas de austeridad han tenido como consecuencia que la institución sea cada vez menos accesible. En un país con una economía ya precarizada, con un salario mínimo que no alcanza y con falta de servicios públicos de transportación y salud, el estado insiste en que quienes peor están lo tengan aún más difícil. Como presenta el estudio llevado a cabo por el Instituto de Investigación Psicológica de la Facultad de Ciencias Sociales, el 9% de los estudiantes entrevistados sufrieron sinhogarismo y el 62% sobrevivió con menos de $500 mensuales, llevando al 40% de los estudiantes a considerar abandonar sus estudios debido a las condiciones precarias en las que se encontraban. 


¿Cómo es que nuestrxs estudiantes sufren sinhogarismo o experimentan inseguridad de vivienda cuando Torre Norte y Resi Campus fueron cerradas por la administración universitaria y dejadas al abandono? ¿Cómo es que nuestrxs estudiantes no tienen para comer cuando hay espacios en el centro de estudiantes donde podrían desarrollarse iniciativas colectivas? ¿Cómo es que han sido nuestrxs estudiantes quienes han tenido que asumir en el pago de su matrícula los recortes impuestos por la JCF? ¿Cómo es que la responsabilidad de defender la UPR siempre cae en quienes más violentados han sido por este sistema? 

 

La opresión se rearticula, pasando de la privatización a la austeridad, de la marginalización a la deshumanización, de la indolencia a la política de muerte. El estado colonial, capitalista, racista y patriarcal hace tiempo que nos declaró la guerra. 


Toca hacerle frente organizándonos en una misma dirección. 

La lucha es una sola.



La resistencia se organiza: ¡Únete a la Colectiva Feminista en Construcción!


¿QUIÉNES SOMOS? 

La Colectiva Feminista en Construcción es una organización política, feminista y antirracista fundada en el 2014. La Colectiva organiza y acciona en contra de las políticas públicas del estado que empobrecen la vida de las mujeres y personas que vivimos en Puerto Rico. 


Lo hacemos a través de la formación política, la agitación y denuncia, la movilización y acción directa, la articulación de alianzas estratégicas con otros sectores, la creación de alternativas de política pública o formas autogestionadas y la creación de una cultura de resistencia. Entre nuestras jornadas más conocidas se encuentra la campaña por la declaración de un Estado de Emergencia en contra de la violencia de género. Sostenemos un trabajo político que unifica voluntades, reconociendo la solidaridad como eje transformador del país.


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